No ha de existir membresía a ningún otro grupo que atraiga más dicha y/o dolor a nuestras vidas que el núcleo familiar al que pertenecemos. Es propio de las familias que atraviesen por períodos de transición, dificultades financieras, enfermedades, separaciones, pérdidas, estrés laboral y/o experiencias traumáticas, todos factores, que causan deterioros comunicativos y conexiones fallidas entre miembros del grupo. Frecuentemente, estos eventos desencadenan desconexiones, conflictos, sentimientos y comportamientos dañinos hacia nosotros mismos y hacia los que nos rodean, como así también, desarrollo de dinámicas familiares inestables y/o tóxicas.

La Psicoterapia Familiar y de Pareja nos ofrece un espacio de apoyo y sanación; ayudando a sus miembros a fortalecer lazos, crear alianzas beneficiosas y sobrellevar tiempos difíciles. La Terapia Familiar y de Pareja también puede servir de foro para mantener diálogos importantes y/o difíciles, desarrollar o mejorar líneas de comunicación abiertas y, junto con sus miembros, crear nuevas destrezas de apoyo mutuo. La Terapia Familiar y de Pareja nos puede ofrecer una oportunidad única e invaluable para que podamos explorar relaciones y dinámicas inefectivas, identificar sus orígenes, entender y empatizar con el dolor y el sufrimiento del otro, aprender a reconocer estímulos, entender roles y funciones, como así también descubrir alternativas más saludables e imaginativas con el fin de beneficiar al sistema familiar como tal.